Calígula. Un suicidio superior.



Retomé mi librito de obras completas de Camus, ya leí todas las novelas, con las que quedé más que satisfecho, empecé con el teatro: Calígula.

Mi último contacto con Calígula antes de esta obra de Camus fue la película de Tinto Brass con Malcolm McDowell y Peter O’Toole. Calígula junto con Nerón son los grandes infames de la historia de Roma, su perfil de “locos” despiertan la curiosidad de muchos, incluyendo artistas porno como Bob Guccione que secuestró ésta película y le agregó escenas hardcore. 15 orgías y 30 eyaculaciones más tarde, concluí que efectivamente había terminado de mirar una porno encubierta, algo similar les pasó a O’Toole y McDowell… en particular a O´Toole que no sabía cómo despegarse de la película.

Volviendo a la obra, la explicación de Camus a esa aparente debilidad mental de Calígula, es que se trata de un dolor existencial al encontrarse con la muerte.

Calígula: Este mundo, tal como está hecho, no es soportable. Así que necesito la luna, la felicidad, o la inmortalidad, algo que quizá sea descabellado, pero que no sea de este mundo.
Helicón: Es un buen razonamiento. Pero, en general, no se puede razonar así hasta el fin.
Calígula: Tú no sabes nada. Precisamente porque no se le lleva hasta el extremo, es por lo que no se obtiene nada. Pero basta quizá con ser lógico hasta el fin. Sé también lo que piensas. ¡Qué historias por la muerte de una mujer! Pero no es eso. Creo acordarme, es verdad, que hace unos días, una mujer que yo amaba, murió. Pero, ¿qué es el amor? Poca cosa. Esa muerte no es nada, te lo juro; sólo es la señal de una verdad que convierte a la luna en necesaria. Es una verdad muy sencilla y muy clara, algo tonta, pero difícil de descubrir y pesada de llevar.
Helicón: ¿Cuál es esa verdad?
Calígula: Los hombres mueren y no son felices.
Helicón
: Vamos, Cayo. Es una verdad de la que uno se libera muy bien. Mira a tu alrededor. No es eso lo que les impide almorzar.
Calígula: ¡Entonces es que todo, a mi alrededor es mentira y yo quiero que se viva en la verdad! Y justamente tengo los medios para hacerles vivir en la verdad. Pues sé lo que les hace falta, Helicón. Están privados del conocimiento y les es necesario un maestro que sepa de qué habla.

No cabía esperar otra cosa de Camus. Lo que dice parece un poco contradictorio, porque insiste una y otra vez que no es la muerte de la mujer amada lo que dispara esa sensación de desazón y desesperación. La clave para interpretar lo que dice Camus está en que no es el amor, es la muerte, y no la propia, sino la de todo lo demás.

Casi sobre el final, explica en más detalle la forma en que ese evento afecta a Calígula.

Calígula: Hubo un tiempo en que creía haber alcanzado el límite del dolor. Pues no, aún se puede ir más lejos. Al fin de esa región hay una felicidad estéril y magnífica. ... Pues amar a un ser es aceptar hacerse viejo con él. Yo no soy capaz de ese amor. Drusila vieja era mucho peor que Drusila muerta. Se cree que un hombre sufre porque el ser que él amaba muere un día. Pero su verdadero sufrimiento es menos fútil: es el de darse cuenta de que tampoco la pena dura. Incluso el dolor está despojado de sentido. Ya ves, yo no tenía excusas, ni siquiera la sombra de un amor, ni la amargura de la melancolía. No tengo coartada. Pero hoy, soy aún más libre que hace años, soy libre del recuerdo y de la ilusión. ¡Sé que nada dura! ¡Gran saber éste!
¡Calígula! Tú también, tú también eres culpable. Poco más o menos. Pero, ¡quién se atrevería a condenarme en este mundo sin juez, donde nadie es inocente! ... Pero no importa. Tampoco el miedo dura. Voy a encontrar ese gran vacío donde el corazón se apacigua. ... Esta noche es pesada como el dolor humano.


En palabras del propio Camus, la obra es un suicidio superior, la búsqueda del absoluto que lleva a la negación de uno mismo.
Calígula, hasta entonces príncipe relativamente amable, se da cuenta cuando muere Drusila, su hermana y su amante, de que "los hombres mueren y [...] no son felices". Desde entonces, obsesionado con la búsqueda de lo absoluto, envenenado de desprecio y horror, intenta ejercer, a través del asesinato y la perversión sistemática de todos los valores, una libertad que finalmente descubre que no es buena. Rechaza la amistad y el amor, la solidaridad humana sencilla, el bien y el mal. Toma la palabra los que le rodean, les empuja hacia la lógica, nivela todo lo que está a su alrededor por la fuerza de su negativa y por la furia de la destrucción que conduce su pasión por la vida.

Pero, suponiendo que la verdad sea rebelarse contra el destino, su error consiste en negar a los hombres. No se puede destruir todo sin destruirse a sí mismo. Por eso Calígula desaloja a todos los que le rodean y, fiel a su lógica, hace lo necesario para armar a aquéllos que finalmente lo asesinarán. Calígula es la historia de un suicidio superior. Es la historia del más humano y más trágico de los errores. Infiel a los seres humanos debido a la excesiva lealtad a uno mismo, Calígula consiente en morir después de darse cuenta de que no se puede salvar solo y que nadie puede ser libre si es en contra de otros.

Es una buena obra, se lee muy rápido y sin mayores dificultades, pero no está a la altura de las novelas de Camus. Tiene algunos pasajes que son increíbles:

Calígula: Vivir, Cesonia, vivir es lo contrario de amar. Soy yo quien te lo dice y soy yo quien te invita a una fiesta sin medida, a un proceso general, al más bello de los espectáculos. Y necesito gente, espectadores, víctimas y culpables. Haced entrar a los culpables. Necesito culpables. Y todos lo son. Quiero que se haga entrar a los condenados a muerte. ¡Público, quiero tener mi público! ¡Jueces, testigos, acusados, todos están condenados de antemano! ¡Ah, Cesonia, les enseñaré lo que jamás han vista, el único hombre libre del imperio!

Pero son pasajes que no revelan nada nuevo sobre el pensamiento de Camus que no esté reflejado en otras de sus obras, por lo general más jugosas. Aunque por otro lado, la idea del suicidio superior parece un buen resumen de todo el pensamiento existencialista Camusiano.

Pyongyang, capital de otro mundo




Boludeando por Goodreads vi la review que hizo una amiga sobre Pyongyang: A Journey in North Korea de Guy Delisle, en el momento se me ocurrió tratar de conseguirlo, La Revisteria hizo agua, Entelequia $432 stock “consultar”, Amazon.com U$D10.35 más envío y después a completar el formulario F.4550 – COMPRAS A PROVEEDORES DEL EXTERIOR… todo eso o 10 minutos de espera con algún torrent. Después se preguntan porque florece la piratería… no habría plata mejor invertida en la lucha contra la piratería que la invertida en mejorar los canales de distribución.
Corea del Norte despierta la curiosidad de casi cualquiera, un país hermético, con un líder deificado y una sociedad que vive contradicciones que para ojos occidentales son demasiado evidentes e imposibles de ocultar.
Mis contactos anteriores con Corea del Norte fueron con libros de historia, un caso de estudio en un libro de Sociología norteamericano, The Interview y una nota especial en La Nación Revista. De más está decir que The Interview y Pyongyang son los dos productos menos serios.
Pyongyang es un diario de viaje, donde Delisle nos cuenta sus experiencias trabajando en la capital de Corea del Norte, no es un viaje de descubrimiento, es una estadía de trabajo donde descubre algunas cosas del país que lo hospeda. Aclaro esto porque ésta novela gráfica no es un trabajo periodístico y está lejos de serlo, no hay profundidad, no hay análisis histórico, Delisle simplemente nos cuenta lo que vio, lo que vivió, y cómo se sintió en este lugar tan diferente.

Lo más profundo que alcanza a decir Delisle: "At a certain level of oppression, truth hardly matters, because the greater the lie, the greater the show of power. And the greater the terror for all."

Una forma de hacer ciencia ficción es tomar una idea, por ahí presente en la sociedad, e imaginar un mundo donde esa idea se lleva hasta el absurdo, hasta las últimas consecuencias. Suele producir productos muy interesantes y que nos hacen pensar sobre el mundo en que vivimos. Corea del Norte está ahí en el mundo real, un mundo en sí mismo, con la lógica de la ciencia ficción, un mundo que a todos nos gustaría que fuera más improbable, pero tan real como cómo fue el Fascismo, tan real como Venezuela, el populismo y la xenofobia.
Paradójicamente, y también en línea con la Ciencia Ficción, Corea del Norte también está ahí para recordarnos que se puede vivir de otra forma, con ideales y valores muy diferentes a los de occidentales y cristianos. Ver las mentiras y contradicciones tan evidentes de un régimen que para nuestros estándares es absurdo, tiene que servir para ayudarnos a ver nuestras propias mentiras, nuestras propias contradicciones.
Las dos conclusiones más estúpidas que puede sacar una persona sobre el colapso de la URSS son, en orden, primero que el comunismo no tiene nada para aportar y segundo que el capitalismo es el mejor sistema para el hombre. Son conclusiones atemporales, no tienen en cuenta factores situacionales, y son cómodas porque niegan toda posibilidad de cambio.
De la misma forma, la peor conclusión que se puede sacar sobre Corea del Norte es que se trata simplemente del requecho del comunismo, algo que tardara años más años menos en derrumbarse.

Hay lecciones muy importantes para aprender de los excesos del siglo XX. La existencia de Corea del Norte, Venezuela, el estado actual del terrorismo, el nivel de xenofobia y la desigualdad creciente son prueba de que no hay tiempo que perder para empezar a aprenderlas.


Bueno ya divague bastante, lo bueno de Pyonyang es que es muy accesible, y hace pensar, aunque en lo personal preferiría un guía más abierto y menos irrespetuoso que Delisle.