The Man in the High Castle - ¿Qué hubiera pasado si…?



La verdad es que terminé de leer The Man in the High Castle hace más de un mes, vengo rumiándolo despacito, y tratando de entenderlo mejor.
Mentiría si dijera que empecé a leerlo sin ninguna expectativa, Philip Dick dejo huellas en el cine, la televisión, video juegos, novelas gráficas… todos tuvimos algún contacto con las ideas de Dick. No empecé a leerlo sin expectativas, empecé a leerlo sin saber nada de esta historia en particular.

Dick es un personaje raro dentro de la ciencia ficción, difícil de encuadrar en cualquier subgénero... mientras la mayoría seguía especulando con viajes intergalácticos, seres de otros planetas y futuros distópicos, Dick se las ingeniaba para agregar al lenguaje de la ciencia ficción temas cómo religión, costumbres, arte, estética y racismo, que hasta entonces eran tabú en el género.
La historia parte de una premisa simple, ¿qué hubiera pasado si los Aliados perdían la segunda guerra? (en realidad el evento divergente es el asesinato de Roosevelt el los ’30).
El trasfondo: el mundo fue dividido entre las tres potencias que ganaron la guerra, habiendo territorio Alemán, Japonés y en menor medida Italiano. En particular Estados Unidos está partida en tres franjas, la costa este ocupada por Alemania, la costa oeste controlada por Japón y al medio una franja semi-independiente. Lo que sigue es una especie de guerra fría donde los actores son reemplazados por Alemania y Japón.
Sobre este lienzo Dick plantea el choque cultural entre una población Americana sumisa y una Japonesa triunfadora, un territorio donde en cierta medida la esclavitud vuelve a ser moneda corriente, dónde la cultura oriental penetra tanto en suelo norteamericano, que el azar junto al I-Ching se utilizan para tomar decisiones y predecir el futuro, y donde la capacidad creativa reprimida se refleja en la obsesión de la población por un libro “The Grasshopper Lies Heavy", una novela prohibida donde se describe un mundo alternativo donde los Aliados ganan la guerra y Estados Unidos no es sólo un país libre, sino una potencia mundial.
The various modes of address... he knew them. Whom to treat politely, whom rudely. Be brusque with the doorman, elevator operator, receptionist, guide, any janitorial person. Bow to any Japanese, of course, even if it obliged him to bow hundreds of times. But the pinocs. Nebulous area. Bow, but look straight through them as if they did not exist. Did that cover every situation, then? What about a visiting foreigner? Germans of the could be seen at the Trade Missions, as well as neutrals. And then, too, he might see a slave.”
Hay varias líneas argumentales que se superponen, con personajes de diferente status, pero ni las líneas argumentales son convergentes ni los personajes se convierten en un motor de cambio inevitable como suele dictar el canon de la ficción. Más bien los personajes y sus historias son escusas para estudiar el impacto social en un amplio espectro dentro de la población. Lo que consigue Dick es ir mucho más allá del aspecto político-militar, y mostrar la infinidad de formas en las que el pasado da forma al presente.
Hay muchos juegos interesantes en “The man in the high Castle”, pero el más grande de todos es la construcción de un libro espejo, Dick escribe un libro sobre un mundo alternativo donde EEUU perdió la guerra y donde Hawthorne Abendsen escribe un libro sobre un mundo alternativo donde EEUU ganó la guerra. Ambos, según declaraciones de Dick, usando el I-Ching como guía para desarrollar la trama.
Hay una charla breve, donde se discute el género de "The Grasshopper Lies Heavy", juego interesante, porque dentro de la novela Dick discute a que genero pertenece la misma novela… Genialidad! Y en este acto aparentemente menor, reclama todo el subgenero de Alternate History para la ciencia ficción.
"Not a mystery," Paul said. "On contrary, interesting form o fiction possibly within genre of science fiction."
"Oh no," Betty disagreed. "No science in it. Nor set in future. Science fiction deals with future, in particular future where science has advanced over now. Book fits neither premise."
"But," Paul said, "it deals with alternate present. Many well-known science fiction novels of that sort."
Dick describe un mundo sombrío, cabría esperar que en boca de sus personajes describiera un mundo mejor muy similar al nuestro, pero el mundo que reclaman sus personajes no es un mundo mejor en lo político-material, sino en lo moral.

"On some other world, possibly it is different. Better. There are clear good and evil alternatives. Not these obscure admixtures, these blends, with no proper tool by which to untangle the components.
We do not have the ideal world, such as we would like, where morality is easy because cognition is easy. Where one can do right with no effort because he can detect the obvious."
El libro termina con muchos interrogantes, abre muchas historias, y en apariencia todo queda sin resolver, hilos argumentales que parecía que se entrelazarían en un final explosivo se desvanecen sin un desenlace evidente. No somos pocos los que quedamos con la sensación de que hubo algo que se nos pasó por alto, un mensaje oculto que le da significado a todas esas historias, que las hace más relevantes… pero eso es una deformación cultural, esperamos de la ficción lo que la realidad nos niega, y no hace falta un destino grandioso para que cada personaje y cada historia de esta novela tengan relevancia y estén cargadas de significados.

The Drowned World - Aciertos y problemas en la New Wave




Desde que conseguí unos cuantos tomos de Science Fiction y Fantasy Masterworks que ando con ganas de agarrar un par.
Por uno u otro motivo los vine postergando, pero el otro día me di cuenta de que no había leído nada de J. G. Ballard y me pareció una buena oportunidad para arrancar la colección con un libro de él.
Por ahí puse demasiada expectativa en el libro, uno de los principales autores de la New Wave de los ’60 – ’70, una obra escogida que se supone es de las mejorcitas del autor, muchos factores…
Resumiendo, Ballard describe un futuro post-apocaliptico, donde debido a fluctuaciones en las radiaciones solares y la destrucción de la atmosfera transforma a la Tierra en una caldera hostil para la vida humana salvo en latitudes cercanas a los polos, con el nivel del mar elevado unos cuantos metros por la fusión de los casquetes polares. En este escenario con condiciones climáticas similares a las que pasaba la tierra hace 66 millones de años durante el período Cretácico, los mamíferos dejan de ser la raza dominante y los reptiles retoman su lugar.
Cómo integrante de la New Wave, Ballard desplaza el foco de la colonización espacial y futuros cargados de nuevas tecnologías que sirven para resolver toda clase de problemas, por uno en el que prácticamente no presenta cosas nuevas, y que se asemeja más a una regresión al pasado de la tierra que al futuro del hombre. En muchos sentidos la New Wave refleja el fin del optimismo en el avance de la técnica y la ciencia del hombre en el género de la ciencia ficción cómo unos siglos antes el fin de la ilustración marcaba el fin de la creencia optimista de que a través del estudio de la ciencia se podrían encontrar respuesta a todas las preguntas del hombre.
Retomando, después de describir el escenario, Ballard presenta algunos personajes, y los enfoques de estos ante la situación, nada nuevo para los que nos venimos bancándonos las películas de Emmerich… los científicos y militares que tratan de generar condiciones de supervivencia mientras investigan los cambios, los oportunistas que buscan sacar provecho de la situación y los que se rinden a la locura o se entregan al impulso de autodestrucción.
En este sentido también es original. El personaje principal no es el salvador de la raza humana, ni tiene respuestas para revertir el proceso de cambio que la va a llevar a la extinción. Hasta se podría decir que no es un sobreviviente excepcional, es simplemente una de las víctimas del terrible trauma psicológica detrás del apocalipsis:

This growing isolation and self-containment, exhibited by the other members of the unit and from which only the buoyant Riggs seemed immune, reminded Kerans of the slackening metabolism and biological withdrawal of all animal forms about to undergo a major metamorphosis.  Sometimes he wondered what zone of transit he himself was entering, sure that his own withdrawal was symptomatic not of a dormant schizophrenia, but of a careful preparation for a radically new environment, with its own internal landscape and logic, where old categories of thought would merely be an encumbrance.

Y si bien es interesante, y la novela es bastante interesante, la psicología que presenta es bastante absurda, e incluye el concepto de “memoria biológica” funcionando como una especie de recuerdo de algo olvidado.

But I'm really thinking of something else. Is it only the external' landscape which is altering? How often recently most of us have had the feeling of deja vu, of having seen all this before, in fact of remembering these swamps and lagoons all too well. However selective the conscious mind may be, most biological memories are unpleasant ones, echoes of danger and terror. Nothing endures for so long as fear. Everywhere in nature one sees evidence of innate releasing mechanisms literally millions of years old, which have lain dormant through thousands of generations but retained their power undiminished. The field-rat's inherited image of the hawk's silhouette is the classic example—even a paper silhouette drawn across a cage sends it rushing frantically for cover. And how else can you explain the universal but completely groundless loathing of the spider, only one species of which has ever been known to sting? Or the equally surprising—in view of their comparative rarity—hatred of snakes and reptiles? Simply because we all carry within us a submerged memory of the time when the giant spiders were lethal, and when the reptiles were the planet's dominant life form.

Por algún motivo, posiblemente cultural, me resulta muchísimo más fácil aceptar avances tecnológicos imposibles cómo la tele-trasportación o los viajes a velocidades superiores a los de la luz, que teorías incorrectas sobre neurociencia o la evolución. Es lo que le pasa a mucha gente capaz de aceptar sin problemas que a James Bond no lo toque una bala cuando le están disparando 40 tipos y que ponen el grito en el cielo cuando en una película china alguien se para sobre una vara de bambú… un extraño juego cultural entre lo imposible, lo improbable y su interacción en el límite.

En lo narrativo, no es una historia atrapante, es una historia interesante, la parte de “acción” es lo más flojo, y el final semi-abierto es el mejor final para este tipo de libros.


Leyendo un poco sobre Ballard, veo que esta es una de sus primeras novelas, y la opinión de la mayoría parece ser que su estilo mejoró notablemente desde entonces. Habrá que probar más adelante con otro de sus libros.