The Castle of Otranto

Publicada por primera ves en 1764, The Castle of Otranto de Horace Walpole es considerada la primera obra de ficción Gótica.


En su publicación original, Walpole le da autenticidad al texto mencionando en su prefacio que la historia, es una traducción hecha de un viejo manuscrito italiano. El libro fue un éxito en su tiempo y se vendió en tres meses, tras lo cual Walpole realizó una segunda edición con el título The Castle of Otranto: A Gothic Story y un nuevo prefacio donde reconoce su autoría.


Mientras se publicaban estas ediciones de The Castle of Otranto, lo Gótico era sinónimo de la barbarie que siguió a la caída del imperio romano, del oscurantismo y decadencia que sólo fue posible revertir mediante el retorno al pensamiento clásico… Walpole, fue una de las primeras figuras interesadas en cuestionar esta lógica y redescubrir las virtudes de lo Gótico, colaborando no sólo con esta historia sino también en el movimiento arquitectónico del mismo nombre. Llegó a realizar modificaciones en su casa de Strawberry Hill para convertirlo en un pequeño castillo propio del estilo.

Desde una perspectiva moderna, la historia parece bastante ridícula, poco convincente y con personajes extremadamente estereotipados. Tal vez la mejor forma de explicar el éxtio que alcanzara en su época la haya dado Howard Philips Lovecraft en su libro Supernatural Horror:

Such is the tale; flat, stilted, and altogether devoid of true cosmic horror which makes real literature. Yet such was the thirst of the age for those touches of strangeness and spectral antiquity which reflects, that it was seriously received by the soundest readers and raised in spite of its intrinsic ineptness to a pedestal of lofty importance in literary history. What it did above all else was to create a novel type of scene, puppet-characters, and incidents; which, handled to better advantage by writers more naturally adapted to weird creation, stimulated the growth of an imitative Gothic school which in turn inspired the real weavers of cosmic--terror the line of actual artists beginning with Poe.

La clave está en la palabra strangeness; en el genero Gótico, al igual que en la Ciencia Ficcion la diferenciación con el resto de la literatura es el extrañamiento, y la clave en esa diferenciación es la posibilidad de lo extraordinario, lo sorprendente, y en el caso del Gótico, lo fantástico. La clase burguesa que emergía en la europa del siglo XVIII estaba ávida de esta literatura del extrañamiento que encontró como catalizador figuras como la de Walpole.

La lectura de The Castle of Otranto es bastante sencilla, la historia es muy básica, con una ambientación medieval cargada de fantasmas y caballeros, y sin embargo es tan diferente del estándar Gótico actual, que casi puede considerarse un género diferente. Cuando en la narración se describe el casco gigante que tras su caída quita la vida del hijo de Manfred, la inverosimilitud del echo nos alerta… volvemos atrás, releemos con atención y concluimos que debe ser un casco verdaderamente grande, posteriormente utilizan el casco como prisión para Theodore y nos encontramos con un problema de difícil solucion… en nuestro paradigma de ficción Gótica estamos más que acostumbrados a lidiar con Vampiros, Hombres lobo, Casas embrujadas, Fantasmas, etc. y sin embargo pero al aproximarnos a un texto como este nos chocamos con algunos elementos fantásticos que encontramos difícil no rechazar.

Sin lugar a duda lo sobrenatural tiene un lugar privilegiado en la historia, pero en ninguno de los casos es esencial al climax o a los sentimientos que transmite, funcionan más bien como un accesorio para actualizar el pasado, es la forma que desde esta novela en adelante utilizara la ficción Gótica para que el pasado este siempre al acecho del presente, sea en la forma de fantasmas, embrujos, maldiciones y demás. La única particularidad tal vez, es que en este caso el uso es bastante torpe o intencionalmente poco creible… una espada gigante es algo creible, que hagan falta cien personas para transportarla parece excesivo incluso dentro del contexto.


Para resolver estos conflictos, conviene una lectura más ligera, tomar menos en serio el texto, y perder menos tiempo forzando la verosimilitud y más en la búsqueda de las raíces de algunas de las temáticas típicas del género, como el castillo embrujado lleno de pasadizos secretos, las precencias fantasmales y la persecución material/psicológica.


Llama mucho la atención una escena casi cómica donde Manfred pierde la paciencia y pide a sus guardias que describan el motivo de su estado de alteración, los guardias dan vueltas y más vueltas describiendo la excitación en el que se encuentran sin llegar a mencionar lo que vieron… finalmente y luego de infinitas amenazas y cerca de dos hojas, Manfred logra que vayan al grano y le hablen de una pieza de armadura del mismo tamaño que el casco que matara a su hijo. Devuelta, esto llama la atención, porque el Gótico actual está casi enteramente desprovisto de comedia.

Lejos de ser una obra maestra, The Castle of Otranto es un catalizador del cambio de gusto de una época, y el disparador de un género literario, su valor actual fuera del ámbito del estudio literario es una mera curiosidad, fácil de satisfacer por la brevedad de la obra y por su disponibilidad en forma gratuita gracias al proyecto gutemberg, para quienes tengan ganas pueden acceder a bajarlo de la página: http://manybooks.net/titles/walpolehoraetext96cotrt10.html


The Bad Plus!

Describir la experiencia no es tarea sencilla, ni siquiera describir la banda es sencillo… un trio de Jazz acústico que en sus actuaciones en vivo por momentos suenan más fuerte, caóticos y discordiantes que cualquier banda de Heavy Metal mientras hacen covers de bandas tan discimiles como Nirvana, Blondie, Rush, Bowie, Tears for Fears, Queen, Wilco o Black Sabath.


La clave de un trio de Jazz como The Bad Plus es la dinámica e improvisación. Alternando entre momentos de caos en su máximo estado de pureza y otros relajados, cargados de texturas y colores. Al final, los dos son fundamentales para crear la experiencia, utilizando un rango dinámico pocas veces visto en la música popular moderna.


Ya hacen unos cuantos años que Reid Anderson, Ethan Iverson y David King utilizan sus instrumentos para derrumbar las barreras que separan el Jazz del Rock, el Grunge, el Pop y hasta el Heavy Metal. Para conseguirlo, utilizan entre otras cosas, covers de varios clásicos contemporáneos que ellos se proponen deconstruir desde el lenguaje del Jazz. El uso “innovador” del término acuñado por Jacques Derrida como estrategia para encarar un texto resulta extraño, y no del todo apropiado. Los covers son todos muy buenos, por momentos creando enorme tensión entre la interpretación y lo que persiste en nuestra memoria, pero siempre retornando al territorio conocido de las melodías reconocibles.

Seamos sinceros, no hay nada nuevo en lo que hacen… la novedad está en la fuente de los covers, ningúna banda de Jazz había elegido temas de Grunge o Heavy Metal para incorporar en su repertorio. En el fondo, The Bad Plus busca popularizar un género que, originario de buena parte de la música popular moderna, desgraciadamente se volvió bastante snob.

De los covers destacan Smells Like Teen Spirit de Nirvana (These Are The Vistas [2003]), Heart of Glass de Blondie (These Are The Vistas [2003]), Iron Man de Black Sabath (Give [2004]), Life on Mars de David Bowie (Prog [2007]) y Radio Cure de Wilco (For All I Care [2009]) con la vocalista alternativa Wendy Lewis.

Si bien una parte importante de su obra son los covers, no echan sombra sobre su producción original, que componen e interpretan con fuerza como Big Eater, 1979 Semi-Finalist o Rhinoceros Is My Profession, donde dejan lucir la capacidad dinámica del grupo para generar intensos cambios de humor, pasando de picos casi estresantes de tensión a esos momentos tan típicos del Jazz donde sin una línea melódica clara, pero cargados de una atmosfera delicada llena de sentimiento.

De su discografía lo mejor son discos como These Are The Vistas [2003], Give [2004], Suspicious Activity [2005], y Prog [2007] donde tenemos una muestra del The Bad Plus original y de sus excelentes covers. Sus dos últimos discos rompen con esta lógica: For all I Care [2009] es casi en su totalidad un disco de covers con la colaboración de la cantante alternativa Wendy Lewis, no es un mal disco, pero es demasiado respetuoso de los temas originales para lo que cabe esperar de la banda; Never Stop [2010] es un disco sin covers, buen disco también, pero le falta ese toque de territorio conocido que también es de esperar en la obra de The Bad Plus.

Hace unos años tuve la suerte de poder ir a verlos a La Trastienda. Reid Anderson al centro con su contrabajo, marcando los tiempos, es la mente maestra detrás de los “cambios de humor” de la banda; El piano de Ethan Iverson a la izquierda, aporta buena parte de las sutilezas y colores, en flujo variable surgen las notas que por momentos cargan de significado los intervalos; por último Dave King en la esquina derecha, sin palillos golpea su batería a mano pelada dándole al espectáculo una fuerza increíble en los momentos más roqueros, y con igual habilidad se diluye, da un paso atras generando texturas sútiles. Una experiencia digna de repetir y recomendar.