Lentejuelas (Spangle)

Cuando agarré el macizo volumen de Lentejuelas (Spangle), esperaba encontrar entre sus 1070 páginas la mágica y patética nostalgia del circo tradicional.

Lo que encontré fue un recorrido épico que comienza escapando de la Reconstrucción del Sur Norteamericano y termina en la sitiada ciudad de Paris al finalizar la guerra Franco-Prusiana, pasando por varias cortes europeas, una recientemente unificada Italia, varias regiones del imperio Austro-Húngaro, llegando hasta San Petersburgo.

Gary Jennings describe fantásticamente los trucos y secretos del circo, narrando los números cuidadosamente, y si bien en este proceso de-mistifica lo que ocurre dentro de la carpa, logra humanizar el circo dándole profundidad a cada personaje.
Esta prenda está decorada con lentejuelas prendidas, brillantes, cequíes o como quieras llamarlas. Cada una de ellas brillante. En la arena del circo, ya sea bajo la luz del sol o de las candilejas, refleja un parpadeo de color. Y el público de un circo, como no está muy cerca del artista que las lleva, ve sólo estos fulgores rojos, dorados, verdes y azules. Ahora dime, Zachary, ¿qué es más real, la escama de metal inerte o el reflejo vibrante de color? Decide esto y habrás contestado a tus propias preguntas. Y estarás además en camino de convertirte en un filósofo de bastante mérito.- Florian se levantó, se sacudió el polvo de los pantalones y, antes de irse, volvió a preguntar- ¿Qué es más real? ¿La lentejuela o el destello?
Lo más disfrutable es la travesía por el devastado sur Norteamericano y la variedad de la Europa del siglo 19, acompañados de una troupe ecléctica que incluye Galeses, eslovacos, Húngaros, Ingleses, Franceses, Daneses, Rumanos, Alsacianos, Españoles, Irlandeses, Coreanos, Serbios, Griegos, Italianos, Polacos, Turcos y Rusos sin contar los animales.

Durante el recorrido por Europa Jennings nos cuenta por boca de varios personajes, y con un lenguaje variado, un sinfín de anécdotas, expresiones lingüísticas, comidas, edificios, palacios, plazas, puentes… es un auténtico viaje, cargado de detalles y lleno imágenes.

Es una lástima que durante toda la obra sea tan evidente la mano del autor, que no logra convencer que los eventos ocurridos en el libro son el resultado del azar y no la minuciosa planificación de una narrativa épica.

Busqué, y no pude encontrar en internet un detalle del itinerario del Floreciente Florilegio de Florian. Si alguna vez editaran una versión de lujo, quedaría muy bien un mapita detallando el recorrido con las fechas aproximadas.

Hacía mucho que no leía una traducción, y ésta de Pilar Giralt Gorina es muy competente, permite gozar de este viaje sin interferir en la lectura.
 
Saltavit... Placuit... Mortuus est...