Había una vez...

Mi vida está llena de pequeñas historias. Algunas mías desde el comienzo, otras legadas. Algunas compartidas, otras las guardo celosamente. Algunas son para toda la vida, otras destinadas al olvido. Algunas son infinitas, otras truncadas.
Éstas son las primeras historias de las que tengo recuerdo. No las olvidé nunca, y hay una que no voy a olvidar jamás, que es mi madre leyéndomelas en un cuarto del fondo en la calle Bolivia y José Ingenieros dónde vivíamos con mi abuelo.
Cuando le pedí el libro para tenerlo entre mis manos buscaba algo para aferrar y que me acompañe unos años más de los que ella pudiera… Y entre mis manos leo: Había una vez…

Primera página, firmado por ella, en 1967 - 7º”B”. Me dijo que fue lo que compró con su primera “mesada”. Algún día yo estaría en otro 7º”B”… lo cierro y leo otra vez: Había una vez…
Dos páginas más adelante está ella otra vez, y me cuelo yo, más chico y con peor letra, fea letra y peor ortografía siempre… y vuelvo: Había una vez…
¿Cuantas historias vivió este tomo? Que anduvo por Formosa, vino para Buenos Aires, partió hacia Ituzaingó, volvió a ese primer piso en Bolivia 2041, y hasta hoy me acompañó en más de cinco mudanzas… bajo la mirada: Había una vez…
Me acuerdo de una charla en una casa de Té, donde me recordó que la felicidad se construye desde adentro, y que toda felicidad es imperfecta. Y se me vienen todas las historias de golpe, imperfectas, como estas palabras, como mis recuerdos… Había una vez…
Para cada uno algo diferente, siempre tratando de evitar el sufrimiento ajeno. Así la recuerdo. Insondable, profunda o superficial. Buscando historias que valiera la pena volver a contar o volver a vivir. Irreverente, informal, inapropiada, herida un poco orgullosa y siempre humilde… Había una vez…
Paso las páginas, y en todas está presente. Tantos espacios que en realidad jamás van a estar vacíos, porque hubo una vez…
Hubo una vez un ser, chiquito e imperfecto, que con una sonrisa gigante y un corazón lastimado sufrió en lugar de otros, y anduvo rompiendo cadenas de odio, arreglando corazones, riéndose de todo, sin tomarse nada muy en serio, haciendo el universo un poquito mejor.

Cry not because she’s gone.
Smile because she was here.