Desde
que conseguí unos cuantos tomos de Science Fiction y Fantasy Masterworks que
ando con ganas de agarrar un par.
Por
uno u otro motivo los vine postergando, pero el otro día me di cuenta de que no
había leído nada de J. G. Ballard y me pareció una buena oportunidad para
arrancar la colección con un libro de él.
Por
ahí puse demasiada expectativa en el libro, uno de los principales autores de
la New Wave de los ’60 – ’70, una obra escogida que se supone es de las
mejorcitas del autor, muchos factores…
Resumiendo,
Ballard describe un futuro post-apocaliptico, donde debido a fluctuaciones en
las radiaciones solares y la destrucción de la atmosfera transforma a la Tierra
en una caldera hostil para la vida humana salvo en latitudes cercanas a los
polos, con el nivel del mar elevado unos cuantos metros por la fusión de los
casquetes polares. En este escenario con condiciones climáticas similares a las
que pasaba la tierra hace 66 millones de años durante el período Cretácico, los
mamíferos dejan de ser la raza dominante y los reptiles retoman su lugar.
Cómo integrante de la New Wave, Ballard desplaza el foco de la colonización espacial y futuros
cargados de nuevas tecnologías que sirven para resolver toda clase de
problemas, por uno en el que prácticamente no presenta cosas nuevas, y que se
asemeja más a una regresión al pasado de la tierra que al futuro del hombre. En
muchos sentidos la New Wave refleja el fin del optimismo en el avance de la
técnica y la ciencia del hombre en el género de la ciencia ficción cómo unos siglos antes el
fin de la ilustración marcaba el fin de la creencia optimista de que a través del
estudio de la ciencia se podrían encontrar respuesta a todas las preguntas del
hombre.
Retomando,
después de describir el escenario, Ballard presenta algunos personajes, y los
enfoques de estos ante la situación, nada nuevo para los que nos venimos bancándonos
las películas de Emmerich… los científicos y militares que tratan de generar
condiciones de supervivencia mientras investigan los cambios, los oportunistas
que buscan sacar provecho de la situación y los que se rinden a la locura o se
entregan al impulso de autodestrucción.
En
este sentido también es original. El personaje principal no es el salvador de
la raza humana, ni tiene respuestas para revertir el proceso de cambio que la va
a llevar a la extinción. Hasta se podría decir que no es un sobreviviente excepcional, es
simplemente una de las víctimas del terrible trauma psicológica detrás del
apocalipsis:
This growing isolation and self-containment, exhibited by the other members of the unit and from which only the buoyant Riggs seemed immune, reminded Kerans of the slackening metabolism and biological withdrawal of all animal forms about to undergo a major metamorphosis. Sometimes he wondered what zone of transit he himself was entering, sure that his own withdrawal was symptomatic not of a dormant schizophrenia, but of a careful preparation for a radically new environment, with its own internal landscape and logic, where old categories of thought would merely be an encumbrance.
Y
si bien es interesante, y la novela es bastante interesante, la psicología que
presenta es bastante absurda, e incluye el concepto de “memoria biológica” funcionando
como una especie de recuerdo de algo olvidado.
But I'm really thinking of something else. Is it only the external' landscape which is altering? How often recently most of us have had the feeling of deja vu, of having seen all this before, in fact of remembering these swamps and lagoons all too well. However selective the conscious mind may be, most biological memories are unpleasant ones, echoes of danger and terror. Nothing endures for so long as fear. Everywhere in nature one sees evidence of innate releasing mechanisms literally millions of years old, which have lain dormant through thousands of generations but retained their power undiminished. The field-rat's inherited image of the hawk's silhouette is the classic example—even a paper silhouette drawn across a cage sends it rushing frantically for cover. And how else can you explain the universal but completely groundless loathing of the spider, only one species of which has ever been known to sting? Or the equally surprising—in view of their comparative rarity—hatred of snakes and reptiles? Simply because we all carry within us a submerged memory of the time when the giant spiders were lethal, and when the reptiles were the planet's dominant life form.
Por
algún motivo, posiblemente cultural, me resulta muchísimo más fácil aceptar
avances tecnológicos imposibles cómo la tele-trasportación o los viajes a
velocidades superiores a los de la luz, que teorías incorrectas sobre
neurociencia o la evolución. Es lo que le pasa a mucha gente capaz de aceptar sin
problemas que a James Bond no lo toque una bala cuando le están disparando 40
tipos y que ponen el grito en el cielo cuando en una película china alguien se
para sobre una vara de bambú… un extraño juego cultural entre lo imposible, lo
improbable y su interacción en el límite.
En
lo narrativo, no es una historia atrapante, es una historia interesante, la
parte de “acción” es lo más flojo, y el final semi-abierto es el mejor final
para este tipo de libros.
Leyendo
un poco sobre Ballard, veo que esta es una de sus primeras novelas, y la
opinión de la mayoría parece ser que su estilo mejoró notablemente desde
entonces. Habrá que probar más adelante con otro de sus libros.
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