Ya conté que
mi proceso de selección es caótico, pero además demuestra que el azar puede ser
muy caprichoso. Los últimos tres libros que leí tienen un fuerte contenido
autobiográfico… yo que siempre trato de leer cosas diferentes para no
embolarme.
Death on the
Installment Plan (Death on Credit) narra la historia de Ferdinand, empieza con su vida como
practicante de medicina, e inmediatamente vuelve al pasado desde donde cuenta
una infancia imposible.
Arrancar con Louis-Ferdinand Céline es fácil, es desordenado, intenso, grotesco…
She has the combined vices of the whole family, she´s a real bitch... a synthesis.
Unless a man was drunk and it was very dark, she didn't have a chance.
… She did all she could to keep me alive, I just shouldn’t have been born.
I really caught on… the polite passion… the deep luscious melody… All those visions to jerk off on…
Later they closed their door… the door to their bedroom… I slept in the dinning room. The missionaries’ hymn came in over the walls…
Infinidad de
momentos dignos de ser recordados, breves y efectivos, en un lenguaje preciso,
despreocupado y liberado. Pero después de un rato, llegando al tercio de la
novela, el estilo sobrecargado comienza a hacerse repetitivo… el texto se
vuelve lodoso y pesado.
Empieza a
describir cosas imposibles, algunas muy divertidas, pero una atrás de otra,
atrás de otra…
The kids tried to have a little fun in the yard, but it was pitiful, the wall in front was so high it crushed you, it killed their desire to play. They went back in to struggle for good conduct tokens… Hell!
I wish the storm would make even more of a clatter, I wish the roofs would cave in, that spring would never come again, that the house would blow down.
Hasta los
extremos:
I had my troubles too, damnit all! I was in a jam too, just as bad as they were… I hadn’t come to beg… either for dough of for food… I wasn’t asking them for anything… Only I didn’t want to join in their lousy bellyaching… I didn´t feel like crying into the soup or grazing on their troubles… I hadn’t come to be comforted… Or to complain either… I’d simply come to say good-bye… Shit and period!... They might have been pleased…“Ah, it’s easy to see that you’re not the one that toils and struggles around here… that you don’t have to work your fingers to the bone trying meet our obligations. Ah, it’s a fine thing to be carefree…”
Cuando
escribí sobre Piquito de Oro, elogié indirectamente el estilo, ese stream of
consciousness medio forzado… medio roto… lleno de puntitos... En aquel momento
pensé que era una marca registrada de Gustavo Ferreira, hoy veo que el estilo
es un homenaje. Y hay varios homenajes en la novela de Ferreyra que tiene que
ver con Céline.
Céline
aporta indirectamente al existencialismo, hay muchísimo dolor, muchísimo
sufrimiento… y una sensación de ruptura, de hartazgo que por momentos me
recordó un poco a La Caida de Camus:
I don't feel like changing any more. There are plenty of things I could complain about, but I'm stuck with them. I'm a pain, but I adore myself as much as the Seine stinks.
Y algunas
verdades que jamás vi mejor expresadas:
I hate all jobs. Why should I make distinctions? … You won’t catch me singing any hymns of praise… I’d shit on the whole lot of them if I could… That’s what it is to work for hire...
Terminar
Death on the Installment Plan fue doloroso, la sensación de leer estilo puro durante cientos
de páginas sin avanzar a ningún lado lo convirtieron en una experiencia
tortuosa. Cada nueva situación condenada a sufrir el desenlace inevitable de
todas las anteriores, queda la sensación de que buena parte de la novela se
podría haber evitado y esto hubiera resultado en una mejor novela.
El libro
termina sin que la historia vuelva al punto de partida. Queda un hueco, un
espacio entre lo último que cuenta de su pasado y lo que cuenta al comienzo…
creo que eso es lo que narra en Journey to the End of the Night, que es su
novela más conocida. Por qué no leí esa primero es un misterio que ni las leyes
de Murphy pueden develar…
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