Al
observar el universo, me siento insignificante, parte de algo inmenso e
inaprensible. Hay algo de misterio, algo de asombro, una cualidad
en la experiencia, que si bien de carácter reflexivo, me lleva a formular
algunas de las preguntas más básicas de toda cosmología. ¿Qué es el
universo? ¿Tiene una estructura y un orden que yo pueda entender? ¿Empezó de la
nada? ¿Algo lo hizo?
El
hombre encara estas preguntas de diversas formas; desde una narrativa de
carácter religiosa, desde el pensamiento crítico de la filosofía,
o desde el racionalismo de la ciencia. Una perspectiva histórica nos
permite ver cómo estas formas son extensiones del mismo tipo de exploración,
nuevas formas de responder a las mismas preguntas.
Al
hacernos estas preguntas, generamos un marco de creencias acerca de la naturaleza
del universo, un filtro para organizar experiencias y tomar decisiones,
para determinar nuestro lugar en el mundo.
Esta
clase de reflexiones me generó un gran interés por la Filosofía, la Ciencia,
y la Historia de la Filosofía y de la Ciencia, lectura con la que me
vengo entreteniendo desde hace años.
Más
recientemente, otra clase de reflexión de carácter introspectiva me introdujo
al mundo fascinante de la conciencia, la mente, el cerebro, y amplió mi
espectro de lectura (el estudio de la conciencia involucra varias disciplinas
que van desde la Filosofía hasta la Neurociencia, pasando por el estudio de la
IA en las ciencias de la Computación y la psicología cognitiva).
Me
da vergüenza confesar un interés repentino por un tema sobre el cual pasé y
repasé más de una vez, leyendo historia de la filosofía cada vez que
llegué a Decartes, cada vez que agarré algún libro serio de Epistemología…
cogito ergo sum… hay veces que algo fantástico está enfrente de uno y lo
miramos como si fuera parte del paisaje, mientras el cogito duerme cómodo en el
asiento de atrás.
Por esas cosas del azar, hace unos meses leí con poca expectativa Consciousness:
An Introduction, de Susan Blackmore, el libro en sí no me
pareció gran maravilla, pero me despertó esa curiosidad latente que venía
arrastrando.
Como
dije al principio, mirando un cielo estrellado, abatidos por la inmensidad nos
preguntamos ¿Qué es el universo? Y de manera similar, descubro también, que
cuando introspectivamente miro en los profundos recovecos de la mente (¿?) me
pregunto ¿cómo podemos procesar todo lo que percibimos? ¿Cómo decidimos a que
prestarle atención? ¿Cómo formulamos el lenguaje? Y más difícil de responder
¿Cómo experimentamos sensaciones? ¿Cómo el cerebro da lugar a la mente? ¿Cómo
pasamos de la percepción de objetos físicos materiales a la generación de un
mundo interior? (Esto se conoce en el estudio de la conciencia como el Hard Problem
of Consciousness)
De la lectura del libro de Blackmore saqué
varios puntos de la bibliografía y empecé por el que parecía más prometedor: Consciousness
Explained de Daniel Dennett (me ahorro una vez más el relato
sobre la imposibilidad de encontrar nada en librerías locales y traerlo por
Amazon).
La
importancia del libro de Dennett, está, no tanto en la propuesta
de su modelo, como en la demistificación de la conciencia. Algo que de
varias formas dice en más de una oportunidad, su principal objetivo es el de
demostrar que se puede llegar a una teoría de la conciencia sin recurrir a
explicaciones místicas, y que no es una verdad demostrable y evidente
que la conciencia presente un problema epistemológico irresoluble para el hombre.
Su
modelo en versión resumida, que se encuentra bien pasada la mitad del libro y presupone la lectura de varios capitulos anteriores, lo dejo como curiosidad para los iniciados, dice:
There is no single, definitive "stream of consciousness," because there is no central Headquarters, no Cartesian Theater where "it all comes together" or the perusal of a Central Meaner. Instead of such a single stream (however wide), there are multiple channels in which specialist circuits try, in parallel pandemoniums, to do their various things, creating Multiple Drafts as they go.
Most of these fragmentary drafts of "narrative" play short-lived roles in the modulation of current activity but some get promoted to further functional roles, in swift succession, by the activity of a virtual machine in the brain. The seriality of this machine (its "von Neumanesque" character) is not a "hard-wired" design feature, but rather the upshot of a succession of coalitions of these specialists.
The basic specialists are part of our animal heritage. They were not developed to perform peculiarly human actions, such as reading and writing, but ducking, predator-avoiding, face-recognition, grasping, throwing, berry-picking, and other essential tasks. They are often opportunistically enlisted in new roles, for which their native talents more or less suits them. The result is not bedlam only because the trends that are imposed on all this activity are themselves the product of design. Some of this design is innate, and is shared with other animals. But it is augmented, and sometimes even overwhelmed in importance, by microhabits of thought that are developed in the individual, partly idiosyncratic results of self-exploration and partly the predesigned gifts of culture. Thousands of memes, mostly borne by language, but also by wordless "images" and other data structures, take up residence in an individual brain, shaping its tendencies and thereby turning it into a mind.
Esto
puede resultar bastante confuso porque muchos de los términos vienen de
diversas especialidades, pero Denett minuciosamente explica todos
los términos especializados que utiliza en su libro, para los no iniciados dejo
a modo de glosario algunos términos con sus resultados en Wikipedia:
Pseudo-Glosario
Dualidad cartesiana (dualism)
Teatro cartesiano (Cartesian theater)
Fenomenología (Phenomenology)
Qualia
Arquitectura Von Neumann
Llegando
al final del libro, cierra su exposición:
The phenomena of human consciousness have been explained in the preceding chapters in terms of the operations of a "virtual machine," a sort of evolved (and evolving) computer program that shapes the activities of the brain. There is no Cartesian Theater; there are just Multiple Drafts composed by processes of context fixation playing various semi-independent roles in the brain's larger economy of controlling a human body's journey through life. "..." "Qualia" have been replaced by complex dispositional states of the brain, and the self (otherwise known as the Audience in the Cartesian Theater, the Central Meaner, or the Witness) turns out to be a valuable abstraction, a theorist's fiction rather than an internal observer or boss.
The self is "just" the Center of Narrative Gravity.
Denett derrumba varios mitos originados en
diversas disciplinas, pero sobre todo se encarga de los provenientes de la Filosofía,
su propia especialidad. Destruye la dualidad Cartesiana y el Teatro
Cartesiano, y demuestra cómo estas ideas persisten, aun en las ideas de
pensadores que las niegan categóricamente. Relativiza la utilidad de la Fenomenología
y la existencia de los Qualia, y por sobre todo, avanza racionalmente
hacia una explicación de la conciencia como un efecto totalmente explicable
dentro del mundo físico material, sin recurrir a explicaciones místicas ni
asignar al cerebro cualidades mágicas.
Como
reflexión final, una cosmología completa no puede terminar explicando la
totalidad de los objetos del universo, tiene que explicar también los sujetos
de ese universo.
0 comentarios:
Publicar un comentario